sábado, 21 de noviembre de 2015

Refugees Welcome?

En los últimos meses, desgraciadamente, se está haciendo famosa la frase “Refugees Welcome” (Refugiados Bienvenidos), y es que, cientos, miles de familias están huyendo de sus países de origen, de sus casas, intentando llegar a una Unión Europea, que más bien, yo calificaría como Desunión Europea.
¿Qué clase de personas son aquellas que levantan muros y cierran puertas a quienes nos ruegan auxilio? Luego presumirán de doctrinas religiosas varias pero, eso sí, que no vengan de fuera a robarme el pan. Y es que, lo de amar al prójimo como a uno mismo, mejor un ratito los domingos y fiestas de guardar. Una mezcla de asco, dolor y rabia, se me anuda en el estómago al pensar en todos esos dirigentes y ciudadanos que son incapaces de entender, de empatizar y  de ayudar a quienes nos necesitan tanto.
Todas estas familias no vienen por gusto, las horribles guerras, constantes ya y que tanto benefician a muchos, hacen que se vean obligados a huir de sus casas si quieren salvar a los suyos. Una situación, que, ni de lejos, desde nuestro sofá podemos llegar a imaginar. Y nosotros, la ya mencionada Desunión Europea estamos obligados a darles ASILO, abrirles nuestras puertas, acogerles y ayudarles en este duro trago que les ha tocado vivir por el simple hecho de haber nacido en el lugar “equivocado”.
He hecho mención al Asilo, al Derecho de Asilo, un derecho humano contenido en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948  y desarrollado en la Convención de Ginebra de 1951. El Estado español, por mencionar al nuestro,  lo reconoce en su Constitución y lo regula a través de su Ley de Asilo- Ley 12/2009. Muchos os preguntareis en qué consiste. Pues bien, el derecho de asilo es el derecho de toda persona a buscar protección fuera de su país de origen o residencia habitual y disfrutar de ella en caso de tener fundados temores de de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, opinión política o pertenencia a un determinado grupo social. España y los países de la Unión Europea han firmado las convenciones y tratados que les obligan a acoger y brindar una adecuada protección a las personas merecedoras de protección internacional. Abrir nuestras puertas, es por tanto, una OBLIGACIÓN.
En las noticias oímos a diario hablar sobre la crisis de los refugiados, tanto, que nuestros oídos y nuestra vista se están acostumbrando a ver familias gritar “Ayudadnos por favor” mientras mueren de frío esperando cruzar una frontera, al abrigo de una vida mejor.  Nos impactó ver la imagen del niño sirio muerto, ahogado a orillas del mar. Se llamaba Aylan Kurdi, y su imagen dio la vuelta al mundo en unos días. Su familia había intentado pedir asilo en Canadá. La barca hinchable en la que viajaban la familia de Aylan y otros refugiados sirios –un total de seis personas- partió del suroeste de Turquía con destino a la isla de Kos. Pero jamás llegó a su destino. Junto al pequeño, murió su hermano, Galib (de 5 años), su madre, Rihan Kurdi (de 35 años) y un joven de 18 años. Pero ha habido muchos muertos antes y les sigue habiendo después, tantos, que no podemos conocer las historias de todos, ni siquiera sus nombres, claro que los de muchos nadie les llega a saber, mueren flotando en el más duro y desolador anonimato.  ¿HASTA CUANDO? ¿HASTA CUANDO?
Y es que esta trágica situación ya no se puede llamar crisis, los conflictos duran demasiado, y analizando el contexto geopolítico actual, los intereses económicos y estratégicos de quienes mueven los hilos de este mundo que nos ha tocado vivir, el futuro no pinta muy halagüeño. Es por ello, que las situaciones de violencia requieren la puesta en marcha de soluciones duraderas y sostenibles para las personas que buscan protección internacional. Al mismo tiempo, es necesario abordar las causas que provocan estos desplazamientos forzados.
¿Y qué hace Europa por ellos? Pues, lejos de facilitar el acceso a la protección internacional, ha centrado todos sus esfuerzos en impedir la llegada de estas personas a las fronteras europeas priorizando su refuerzo, su control, así como la externalización de las mismas por encima de los derechos humanos y del derecho de asilo. En los últimos años hemos visto como se han construido muros y vallas en las fronteras exteriores y se ha desplazado la gestión y el control de fronteras a países terceros (como Marruecos, Turquía y Macedonia). Todo ello, con el fin de impedir a toda costa su llegada dejándoles atrapadas en países donde sus vidas corren grave peligro y donde no se respetan sus derechos humanos ni se les garantiza una adecuada protección internacional.
Frente a la violencia y la persecución, y ante la falta de vías legales y seguras para obtener protección, las personas refugiadas se ven obligadas a emprender peligrosas rutas para llegar a un país europeo que les asegure una adecuada protección. Muchas de ellas pierden su vida en el mar Mediterráneo, que se ha convertido en la ruta más peligrosa, con más de 25.000 muertes en los últimos 15 años, casi 2.800 solo en 2015. Por otra parte, los que consiguen llegar a Europa ven como lejos de obtener la protección y la acogida a la que tienen derecho, los países europeos son incapaces de cumplir con sus compromisos con el derecho de asilo y las personas refugiadas y siguen inmersos en reuniones eternas mientras miles de vidas se ahogan de forma impune en el mar. ¿HASTA CUANDO? ¿HASTA CUANDO?
Y hasta el momento,  la respuesta dada por la Unión Europea ha sido completamente insuficiente, descoordinada e insolidaria. La situación actual identificada como “crisis de los refugiados” es, en realidad, la crisis de la Europa de los valores. Se ha intentado “impermeabilizar” la frontera, en contra de los compromisos internacionales de los derechos humanos y del derecho de asilo; pero es imposible contener el horror producido por la guerra y la huida de la población ante la muerte, la represión y la vulneración sistemática de los derechos humanos. Al mismo tiempo la Unión Europea no está garantizando una acogida y protección dignas a las personas que se encuentran en países europeos como Grecia, Italia o Hungría, que se encuentran completamente desbordados por el incremento de llegadas y la limitada capacidad instalada para la recepción y acogida de personas.
La solidaridad de los países europeos, el respeto del derecho de asilo y los derechos humanos y la consecución de un sistema europeo común de asilo parecen cada vez más inalcanzables. Los países de la UE no están actuando en base a los tratados internacionales y europeos, ni en coherencia con los valores fundacionales de la Unión Europea de solidaridad y respeto de los derechos humanos. La Unión Europea que aparece hoy ante nuestros ojos es una Europa, insolidaria y totalmente incapaz de hacer cumplir a los Estados que la componen aquello que aceptaron y que por tanto, les obliga.
Menos mal, que, siempre hay personas que siguen creyendo en las personas y su solidaridad no tiene fronteras. No van a solucionar este grave problema pero harán un poco menos dura la desgraciada vida que a los refugiados les toca vivir. Por eso, quiero dar las Gracias a todos los voluntarios que a diario se juegan la vida en el mar, Gracias a todos los pescadores que han cambiado las redes por unas manos que agarran manos salvando vidas, Gracias a todas las personas anónimas que estás colaborando con distintas ONG que dedican todos sus esfuerzos para ayudar a los refugiados y también, Gracias a los organismos públicos que están organizando censos donde te puedes inscribir para ayudar de diversas formas. En este sentido, dar las Gracias a los tres grupos municipales del Ayuntamiento de Portillo que aprobaron en el último pleno, la moción de adhesión al censo provincial de ayuda al refugiado.
Y finalmente, me dirijo a ti, que me estás leyendo, te pido encarecidamente que colabores como puedas, si puedes acoger en tu vivienda a alguien hazlo, si puedes llevar ropa de abrigo o comida a alguna ONG hazlo, si puedes hacer una donación hazlo, si puedes dar trabajo hazlo… Y si no sabes cómo ayudar, infórmate, pero ante todo no te quedes de brazos cruzados. Tú que puedes hacer algo, hazlo.

Elena Sanz Rey.

No hay comentarios:

Publicar un comentario